La família creix… Benvingut, Carlos!
Siempre he pensado que el primer paso para que te conozcan mejor es comenzar por presentarse: mi nombre es Carlos Alonso Amigo, nací en Zamora y pasé mi infancia en un pequeño pueblo de la meseta castellana, Argujillo, donde todo mi entorno más cercano se dedicaba a la agricultura y la ganadería familiares. No me cabe la menor duda que fue allí donde comenzó mi pasión por la naturaleza y la sencillez, especialmente de la mano de mi abuelo materno con el que pude compartir momentos inolvidables de sabiduría de huerto familiar, búsqueda pausada de setas, trayectos en burra al melonar, construcción de herramientas esenciales y mucho más.
Después de una adolescencia como interno en la Universidad Laboral de Gijón y del salto hasta Santander para estudiar una carrera de ingeniería superior ─cuyo germen posiblemente fueron las pistas de tierra y las presas que hice con mi hermano en los charcos de la calle cuando aún éramos unos renacuajos─, llegaron quince años trabajando en grandes obras civiles, ya en Catalunya, para una constructora de ámbito internacional que, entre muchas otras cosas, me ha permitido comprobar que ese no era el camino para poder materializar mis deseos de ayudar a los demás y dejar un mundo mejor y construir una realidad más bella.
Conocer a Irene, mi mujer, y especialmente el nacimiento de nuestra hija Carla hicieron que tomara conciencia y prestara más atención a lo que para mí es realmente importante: mis valores, mi esencia, mis sueños. Me considero una persona afortunada y conocer a Marc hace unos años fue una gran suerte. Esto me permitió disfrutar aún más de las salidas en busca de setas para aprender, fotografiar, compartir y disfrutar de ese maravilloso mundo en todas sus vertientes. También, conocer los inicios del proyecto de Castell de Ceuró y vivir muy de cerca, durante varios años, el crecimiento y consolidación de una iniciativa tan auténtica es otra de las circunstancias que me llevaron a cuestionar mi día a día. Llegados a este punto había que tomar una decisión vital: por un lado un puesto de trabajo fijo con un buen sueldo pero sin motivación alguna, con esa sensación de ser un pez fuera del agua, y por el otro, la posibilidad de formar parte de un proyecto en plena naturaleza, de vivo contacto con personas que buscan tranquilidad a partir de una experiencia honesta y sensible, con principios de sostenibilidad, proximidad a través de una propuesta gastronómica sana, sincera y transparente. Así pues, hace algunos meses, con la decisión tomada desde el corazón, acepto la propuesta de formar parte de la familia de Castell de Ceuró.
Posiblemente todo este recorrido me ha llevado de vuelta a mis orígenes desde otra perspectiva, apostando por el consumo responsable de productos y alimentos de proximidad, de temporada, sostenibles, saludables y en los que siempre hay detrás personas que aman su tierra y sienten el latido de la vida. No me cabe la menor duda de que este cambio, un nuevo reto, aportará aprendizajes, nuevas inquietudes, despertará ilusiones y vitalidad, que espero compartir con vosotr@s desde este precioso paisaje que me invade y nos acoge. Gracias a tod@s por estar cerca, y aquí nos vemos. Nuestra casa es vuestra casa.
Carlos Alonso Amigo